viernes, 23 de mayo de 2014

Boletín del Colectivo de Docentes del CBC. En Docentes por el Cambio

Mayo de 2014
Con este boletín tomamos posición sobre qué CBC y qué universidad tenemos y queremos. También lo hacemos en relación a qué sindicato tenemos y queremos. En definitiva, nuestras condiciones de trabajo en la UBA no son algo a padecer sino a cambiar, pues de ello depende la educación –y también la sociedad- de la que formamos parte.
De los tres gremios docentes en la UBA, sólo en la AGD se comparte que los cambios requieren la participación docente. Por supuesto en AGD no todos pensamos lo mismo y por eso mismo hay varias agrupaciones docentes y dos listas que nos presentamos a estas elecciones. Aprovechamos entonces la ocasión para repasar los principales elementos que debemos cambiar, en la UBA y el CBC tanto como nuestra misma organización gremial.
Por cierto, va nuestro compromiso de seguir bregando por todo lo que aquí planteamos, desde el lugar que nos toque ocupar, apostando siempre a generar y ser parte de un movimiento entre todos los docentes.

Reflexionando sobre el CBC y sus problemas


Los propósitos del CBC: un poco de historia


El Ciclo Básico Común nace en 1985  inmediatamente a la salida de la dictadura. Las autoridades de la UBA suelen de hecho vincular estos acontecimientos entre sí. El objetivo que supuestamente se perseguía con la aparición de un ciclo de materias comunes con contenidos vinculados a conocimientos generales era la generación de instancias democratizantes del ingreso a la universidad e igualadoras entre los estudiantes provenientes de diferentes escuelas secundarias y contextos socio-económicos. El Ciclo Básico Común, se decía, debía consolidarse como un espacio de transición entre la escuela secundaria y la universidad para los estudiantes, en el cual recibirían los primeros acercamientos a la reflexión teórica y al estudio en la Universidad de manera tal de facilitar el ulterior ingreso a las carreras.

La lógica de formar profesionales para el mercado laboral, que es cada vez más competitivo e individualista, implica una tendencia a una formación especializada casi exclusivamente en las áreas de actuación profesional, generando una creciente alienación. La retórica sobre la cual se erige el CBC es justamente la contraria a este perfil alienante. Los contenidos de nuestra unidad académica supuestamente venían a romper con una lógica que invisibiliza las problemáticas globales.


¿QUÉ CICLO BÁSICO TENEMOS HOY? 

El CBC de la arbitrariedad, de los interinatos y la precariedad laboral en general.

Los interinatos como la cuestión central que hace a la arbitrariedad y precariedad.

En el Ciclo Básico Común entre un 95% y un 97% de los trabajadores y trabajadoras docentes lo hacemos en condición de interinos. Esto significa básicamente que todos los años las autoridades del CBC o de diferentes departamentos tienen la posibilidad de discontinuar o alterar nuestra situación laboral. Desde el Colectivo de Docentes del CBC pensamos que  la sola existencia de esta situación constituye una aberración desde el punto de vista del derecho laboral. Dada esta aberración/fraude laboral, aparece naturalizada la arbitrariedad implícita en que un ente extraño a la actividad específicamente laboral-académica decida las designaciones docentes según criterios justamente ajenos a la calidad científica de la formación.

Desde hace ya varios años, durante todos los meses de Febrero y Marzo cuando desde las diferentes cátedras se presentan los listados de sus planteles docentes, la gestión del Ciclo Básico Común responde permanentemente con presiones a las cátedras para que reduzcan el número de designaciones totales. Los trabajadores y trabajadoras docentes del CBC estamos sujetos permanentemente a que ante cambios en las cátedras, o autoridades del departamento, nuestra continuidad laboral quede sujeta al arbitrio y deseos de estas autoridades sin ningún tipo de posibilidad de defensa institucional. Consideramos que los interinatos representan con claridad una forma de disciplinamiento y control sobre los y las docentes.

Si bien esta tendencia no es nueva, con el inicio del Rectorado de Alberto Barbieri y el desembarco en el CBC de autoridades por él designadas, esta situación se profundiza, como lo expone el reciente freno (o incluso rectificación) de decenas de nuevas designaciones docentes. Entre Febrero y Marzo de este año, el Director del Ciclo Básico Común (y el Secretario Académico saliente) se comprometieron ante diferentes cátedras y departamentos a otorgar un número determinado de altas de docentes para garantizar poder llevar adelante las labores (que por cierto constituían reemplazos de bajas y no nuevas designaciones). En Abril de este año -y con el semestre iniciado-, el nuevo Secretario Académico (designado por el Rector Barbieri), Miguel De Luca, retrotrae inmediatamente estas designaciones ya en proceso.



Una lógica de reducción de costos

Una conjunción de políticas que sigue la Dirección del Ciclo Básico Común muestra que el criterio que prima actualmente en el CBC es el de “recortar costos”, sin tener en consideración en la mayor parte de los casos qué tipo de contenidos y prácticas pedagógicas se deben construir diariamente en las aulas (aunque hay casos, como en la materia Economía, donde hay una política deliberada de recortar el peso de las cátedras con un perfil de Economía política, favoreciendo en cambio cátedras puramente neoclásicas).

La política más brutal de la dirección del Ciclo Básico que expone estos criterios es la ya mencionada permanente presión para que en cada cátedra se reduzcan la cantidad de designaciones de docentes. De esta manera, cada uno de los docentes de un plantel tiene más trabajo sobre sus espaldas. Muchas son las evidencias de esta política que verificamos año a año: ; el acoplamiento a la política de la UBA de dejar cesantes a los docentes que superen los 65 años (contra la ley que les permite ejercer labores docentes hasta los 70), reduciendo las designaciones de mayor antigüedad; las permanentes presiones sobre las asignaturas que requieren de un plantel numeroso de docentes (como semiología, física o matemática) por reducirlos; y el mantenimiento de la mayoría del plantel docente del CBC en condiciones de subrogancia (por ejemplo ser responsables de un curso con designaciones de ayudante de primera o incluso ayudantes de segunda).

Al inicio de este semestre y con el inicio de la gestión de Miguel De Luca al frente de la Secretaría Académica nos preguntamos: ¿Por qué la primer acción del nuevo Secretario Académico en Abril fue suspender la firma de las designaciones docentes con las que se había comprometido la gestión en Febrero y Marzo? Notamos con preocupación que mientras los contenidos mínimos de varias asignaturas del CBC no se discuten desde los años 80, o el CBC no contempla actividades para la capacitación docente, la primera acción de un Secretario Académico sea el estudio de una forma de abaratar costos laborales.

La política académica y pedagógica del Ciclo Básico Común lamentablemente se hace desde las necesidades que plantea la reproducción del poder por un sector particular, así como por el control de la tesorería que deviene de él, todo lo cual impacta negativamente sobre el ejercicio diario de nuestra profesión y de la calidad de la UBA. 



Falta de discusión pedagógica, contenidos e investigación

En el ciclo Básico Común existen numerosas cátedras que se plantean en su interior una metodología de trabajo mancomunada entre todos los docentes para funcionar como un equipo de trabajo que elabore materiales y discuta permanentemente sobre los contenidos y sobre nuestra práctica como docentes. Sin embargo consideramos que desde la Dirección del Ciclo Básico Común y la Secretaría Académica, estos intentos de diferentes cátedras no se apoyan, ni impulsan. En la mayoría de las asignaturas los contenidos mínimos no modifican desde los años 80’.

Sucede lo mismo en cuanto a la capacitación y formación docente. Los planes para la capacitación permanente de la planta son inexistentes. Tan solo se llevan adelante algunas jornadas de manera esporádica y sin relevar cuáles son los tópicos sobre los cuales los docentes requerimos talleres e instancias de capacitación.

Los planes de investigación en el CBC son nulos. Solamente se difunden convocatorias generales a presentar proyectos UBACyT, sin estimular que sus contenidos se relacionen con nuestras prácticas como docentes del CBC.

En líneas generales encontramos que el Ciclo Básico promueve un modelo que impide la participación permanente de los docentes que estamos al frente de cursos cotidianamente sobre los contenidos de las materias o promover la investigación. La Dirección fomenta un modelo en el cual cada cátedra o departamento se ocupe de “coordinar que se dicten los cursos”, sin discutir las estrategias pedagógicas y el perfil de universidad.


La amenaza de la desaparición del CBC, las arbitrariedades y presiones políticas

El modelo contrapuesto al del CBC de los años 80’ fue la respuesta de económicas del año 97 simultánea a sus reformas curriculares, que reducían contenidos del graso y los trasladaban a los postgrados arancelados. Esta Facultad decide crear materias “propias” y el poseer fondos propios para otorgar las designaciones necesarias a los docentes se garantía un control sobre los contenidos de las mismas aún sin dar un debate exhaustivo en la comunidad docente. No estamos justamente en contra de que exista una vinculación entre los contenidos del Ciclo Básico y las asignaturas correlativas superiores en las respectivas carreras de los estudiantes, pero ello debe seguir un criterio académico y debe ser discutido democráticamente en lugar de obedecer al presupuesto que maneje cada Unidad Académica.

La gestión del nuevo Rector Barbieri apunta a profundizar este modelo de Ciclo Básico en el cual quede disuelta esta concepción de una formación “generalista” y “común”, por un perfil aún más específico. Estas modificaciones curriculares se realizan sin la participación de los propios docentes del Ciclo Básico quienes sienten permanentes amenazas a su continuidad laboral.

El ejemplo más claro lo da la Facultad de Ciencias Económicas de la cual proviene el actual Rector de la UBA: Ante la imposición de un Ciclo que sea un bloque específico de materias y su capacidad para abrir nuevas cátedras que dependan directamente de la Unidad Académica en particular y no del CBC, los grupos políticos de estas facultades desplazan a docentes que no comparten sus ideas políticas como lo muestra la permanente persecución política de la Franja Morada a los docentes de la Cátedra Fucci de Economía y otras cátedras de esta asignatura. 


Dispersión, condiciones edilicias que implican precariedad laboral

El Ciclo Básico Común tiene una cantidad cada vez más numerosa de sedes sumamente dispersas geográficamente con la intención de acercar el CBC a los/as estudiantes. A varias de ellas las denomina paradójicamente “sedes lejanas”. En muchos casos las sedes dependen en lo institucional parcialmente de los municipios locales. Como resultado de ello las políticas de las sedes no siguen un criterio académico o pedagógico, sino que obedecen a los designios y necesidades políticas municipales. El resultado: en estas sedes nos hemos encontrado con que docentes han cobrado con posterioridad a la fecha que corresponde sus viáticos, que además se encuentran prácticamente congelados, o se les otorga nombramientos cuatrimestrales en lugar de anuales, entre otras cosas.

Los edificios de la gran mayoría de las sedes del CBC no se construyeron concebidos como establecimientos universitarios (un ejemplo muy gráfico de esto es que el CBC ha llegado a tener sedes en espacios que han sido utilizados como morgues). Si nos detenemos a observarlas, vamos a notar que las mismas no cuentan con bibliotecas o lugares de trabajo para los estudiantes y docentes. La disposición espacial de las aulas sigue una lógica de clase magistral que impide generar estrategias pedagógicas alternativas a ella. Las condiciones de iluminación, temperatura y elementos básicos como pizarrones y demás resultan en muchos casos inadecuadas.


Un gobierno anti-democrático

Las autoridades del Ciclo Básico Común no son elegidas siguiendo los principios de co-gobierno universitario. El CBC es considerado a nivel presupuestario como una Unidad Académica, pero desde la vida política de la Universidad no lo es. Consideramos que en la UBA existe un caro problema con respecto la democratización y la participación masiva de estudiantes y docentes en el debate sobre contenidos, planes de estudio y perfil de la Universidad. En el Ciclo Básico Común este problema es aún de mayor gravedad, ya que hasta carecemos de una metodología básica de gobierno tripartito que existe en otras UA. De esta manera, las decisiones de todo tipo se toma a puertas cerradas entre tres o cuatro personas a espaldas de los docentes y la comunidad educativa en general. Para el Colectivo de Docentes del CBC, esta cuestión no constituye una mera reivindicación retórica, sino que consideramos que afecta nuestra labor diaria como docentes universitarios del Ciclo Básico. Esto constituye la base sobre la cual se permiten en el CBC las arbitrariedades y el “amiguismo”, y no se promueven las discusiones sobre capacitación docente, estabilidad laboral, pedagogía, contenidos mínimos y demás aspectos que nos afectan. Podemos observar un ejemplo concreto en el hecho de que son las autoridades de Departamento y de la Secretaría Académica quienes toman las decisiones sobre los contenidos mínimos de cada materia, dándonos escasa o nula participación a quienes diariamente asumimos las tareas frente a los cursos.


El proyecto de estudiadero: la paradoja del CBC

Como venimos señalando, contrariamente a promover la participación de estudiantes y docentes en la construcción de conocimiento, el Ciclo Básico Común limita nuestro accionar con mecanismos de gobierno dedocráticos. En la actualidad aquella función igualadora que se esperaba para el CBC resulta cada vez más difícil de mantener. Para muchos estudiantes, el CBC presenta una dinámica que instaura en los hechos un filtro para el ingreso a las carreras.

Estudiantes que perciben el CBC como un filtro y se desincentivan, edificios que no están acondicionados para ser establecimientos universitarios, falta de instancias suficientes para el desarrollo de una reflexión sobre las prácticas pedagógicas, dificultad para la capacitación docente y para la discusión sobre contenidos curriculares o articulación entre las diferentes materias y, sobre todo, un ámbito que responde a una lógica de que sea “lo menos costoso posible” expresan un proyecto de CBC que se asemeja, antes que a una instancia pedagógica fundamental y de formación para los ingresantes, a un verdadero estudiadero.

Contra esto luchamos buena parte de los docentes del CBC día a día. Necesitamos impulsar desde el gremio un proceso que revalorice el CBC y frene esta ofensiva descalificadora del mismo por parte de las autoridades de la UBA.




Ante la crisis, replantear nuestro lugar en la educación

Los docentes universitarios no trabajamos aislados de nuestra sociedad. Los avatares de la misma impactan no sólo en el trato que nos dispensa el estado, sino también en la forma que nosotros mismos encaramos nuestro trabajo.

El kirchnerismo ha atravesado esta década en todos los planos. La gran huelga docente del 2005 fue un punto de inflexión para blanquear nuestros salarios y permitir una recomposición de los mismos hasta el 2011. Pero ello no impidió que variadas formas de precariedad laboral siguieran presentes hasta hoy, empezando por la continuidad de los interinatos permanentes. A su vez a partir del 2012 comenzó un progresivo y acentuado deterioro de nuestro poder adquisitivo.

En términos más generales, estos debates debemos enmarcarlos en el para qué de la universidad en que trabajamos, en cuál es y debe ser la finalidad de nuestro trabajo. ¿Trabajamos sólo para ganar un salario? ¿O también participamos activamente del proceso de enseñanza-aprendizaje del que formamos parte? El promover la formación de estudiantes críticos es un paso necesario para una sociedad mejor. No obstante el gobierno de la UBA no parece estar interesado en ello. Y menos aún nos sentimos convocados a cumplir un rol activo como docentes en ese proceso (aunque por supuesto en muchas cátedras sí se da un trabajo colaborativo y una reflexión colectiva sobre qué educación dar).


Un fin de etapa

El ciclo económico-político de esta década ha encontrado límites para su continuidad. Ante estos límites estructurales (relacionado con la falta de competitividad en el mercado mundial para varias ramas productivas, así como en los límites que la clase dominante puso a la redistribución de la renta de la tierra) se podían seguir distintos cursos, el gobierno nacional ha elegido el del ajuste de costos y un incremento de la represión a las expresiones independientes de los trabajadores, en línea con la apuesta estratégica el gobierno a que los empresarios incrementen la inversión, para lo cual desde esa óptica deben seguir “llevándosela en pala”.

El gobierno sigue diciendo que nuestro país tiene alta calificación laboral y formación científica, mientras impulsa la asociación de las universidades con el mundo de las empresas, para un desarrollo tecnológico competitivo de las mismas ante el mercado mundial. Pero la realidad es que este desarrollo nacional no es posible sin poner en debate cómo usar la renta de la tierra y democratizando las políticas públicas, es decir con una mayor participación de los trabajadores (entre ellos los docentes universitarios) sobre la producción de la que formamos parte. Si los trabajadores tenemos la potencialidad de hacer las cosas mejor que la actual clase dominante, entonces debemos demostrarlo en cada una de nuestras actividades, por ejemplo demostrar que es posible una educación que fortalezca las capacidades productivas y políticas de los trabajadores.

Específicamente debemos señalar dos caras de la misma moneda.
El actual entramado de poder impide ese desarrollo al que dicen aspirar desde el gobierno de la UBA, desde el gobierno nacional y desde buena parte de la cultura dominante en nuestro país.

Al mismo tiempo los docentes estamos sujetos a ese entramado, pero es claro que no podemos promover un conocimiento científico sin ayudar a comprender y transformar ese entramado de poder. Desde las Ciencias Sociales hasta la Medicina, la Ingeniería, etc., todas ellas se ven envueltas en ese entramado y no pueden avanzar sin cuestionarlo por parte de los propios docentes y estudiantes.


La firma del Convenio Colectivo de Trabajo

Acaba de firmarse por primera vez un Convenio Colectivo de Trabajo (CCT) de los docentes universitarios. Los paritarios docentes apenas hicieron circular la información a último momento. La Naranja-PO ha tenido al respecto una posición ambigua: a veces rechazando de plano al mismo, a veces reclamando incorporarle modificaciones. De nuestra parte afirmamos tajantemente que la firma de este CCT nos pone en mejores condiciones para luchar por reivindicaciones fundamentales, como el fin del interinato permanente, el fin del trabajo adhonorem, el establecimiento de una carrera docente y el derecho de todo docente a participar del gobierno universitario al menos eligiendo representantes.

Para cualquier docente del CBC es evidente que nada de esto se cumple en el mismo. Por supuesto la firma de un CCT no garantiza automáticamente la implementación de estas mejoras. Y menos en el caso de este CCT que tiene artículos que dan lugar a que cada universidad decida que artículos aplicar y cuáles no, en vistas de la autonomía universitaria.

De allí que estamos ante una nueva situación legal, que pone en contradicción el CCT con la realidad de las universidades y su autonomía. Tal como ocurre hoy con el hecho de que la UBA se niega a cumplir con la ley nacional jubilatoria. Y tal como hoy nos apoyamos en la ley jubilatoria, exigiendo se la ponga por encima de la autonomía que usan como pantalla las autoridades de la UBA, así debemos comenzar un gran movimiento por la democratización de la UBA apoyándonos en la ilegalidad del interinato permanente y la ausencia de derechos políticos de los docentes del CBC.

Está en nuestras manos qué hacer. “Somos lo que hacemos, para dejar de ser lo que somos”.