Docentes por el Cambio
Por la participación, la pluralidad y la democracia
gremial
Plataforma electoral
11 al 15
de junio - Elecciones en AGD
Quienes
somos
Docentes por el Cambio es un colectivo de docentes de la UBA afiliados a la AGD que, a partir de diversas
trayectorias de participación en la vida universitaria y desde distintas
Unidades Académicas, nos plateamos el desafío de construir una alternativa
dentro del gremio para reconstruir y fortalecer su capacidad de intervención en
las problemáticas cotidianas de los docentes.
En la articulación de experiencias militantes –como el
proceso de fundación de la AGD,
la conducción de Comisiones Directivas, la participación en calidad de
Consejeros en los órganos de co-gobierno, o en la intervención en espacios
interclaustros a nivel de Carreras y/o Facultades– venimos construyendo una
perspectiva integral académico-gremial del trabajo docente y de su herramienta
gremial.
Nuestra
realidad actual
Estas elecciones se dan en un marco muy particular. Por un lado, por
primera vez está abierta la discusión de un Convenio Colectivo de Trabajo para
el conjunto de la docencia universitaria a nivel nacional. Con todas las
dificultades que aparecen en las discusiones con el CIN y el Ministerio de
Educación, este no deja de ser un paso adelante que ya ha plasmado capítulos
positivos como el Régimen de Licencias, que ya es un derecho reconocido para
todos los docentes universitarios del país. Por otra parte, se han estancado (e
incluso parecen revertirse) algunos avances que habíamos logrado desde el años
2005 en la recomposición salarial de todas las categorías, en las
regularizaciones, en la situación de los llamados “ad-honorem” y en la ley de
jubilación universitaria que establece el 82% móvil.
El poder adquisitivo de nuestro salario, más allá de
oscilaciones coyunturales, tendió a estancarse desde 2007. Esto ocurrió después
de un período de 3 años de recuperación, partiendo de niveles históricamente
bajos, y al cabo de los cuales todavía nos encontramos lejos de la media
canasta para el cargo testigo y con miles de docentes trabajando gratis o percibiendo
remuneraciones inferiores a sus cargos y dedicaciones reales. En este último
aspecto, luego de la implementación parcial del Programa de
Remuneración de Docentes Ad Honorem (PREDAH) no hubo nuevos avances en la
regularización salarial de los/as docentes que trabajamos gratis. Mientras
tanto, la UBA
insiste con la resolución 2067 del Consejo Superior que viola de manera abierta
la Ley
jubilatoria en lo relativo al derecho a opción, pretendiendo cesantear de hecho
a cientos de compañeros/as docentes próximos a los 65 años de
edad. Finalmente, el cierre de la última paritaria, con un acuerdo consistente
en un aumento del 20.5% no acumulativo y en tres cuotas supone una pérdida del poder
adquisitivo de nuestros salarios.
Estos retrocesos se inscriben en
un cuadro más general. La política
universitaria es un área de la política del gobierno nacional en la que existen
claras continuidades con las llevadas
adelante durante la década menemista.
En primer lugar, tras 9 años, el gobierno no ha
revertido la situación de restricción presupuestaria del conjunto del sistema
universitario y, en particular, de la Universidad de Buenos Aires. Ello se manifiesta de varios modos:
1-
La parte del
presupuesto destinada a salarios ha seguido creciendo. Como vimos más arriba no
se trata del resultado de un aumento espectacular de nuestros salarios sino de
la caída en términos reales del presupuesto universitario, que ha crecido en
estos 9 años claramente por debajo de la inflación, agravando la situación de
la década pasada.
2-
En la medida en
que aumentó la parte destinada a salarios, los problemas y déficit de
infraestructura y equipamiento –entre otros– se profundizaron, lo que impacta
cotidianamente en un empeoramiento de las condiciones de enseñanza e
investigación. Esta situación, además, torna a la universidad más dependiente
de la negociación de partidas especiales para paliar una situación cada vez más
difícil de revertir.
En segundo lugar, la Ley de Educación Superior (LES) no sólo sigue
vigente, sino que continuaron y se profundizaron los intentos de adecuación de
la enseñanza universitaria a los criterios que esta norma impone. La CONEAU siguió funcionando
en el ámbito de los estudios de posgrado y se inició una avanzada para
acreditar y evaluar las carreras de grado, que tuvo un duro revés en la Facultad de Ciencias
Exactas y Naturales.
En tercer lugar, los criterios de evaluación y
acreditación de la CONEAU
son coherentes con un modelo de política científica que también da continuidad
al de los ’90. Se trata de un modelo que privilegia la articulación de la
producción de conocimiento con los intereses de la empresa privada, en
detrimento de un desarrollo científico autónomo, de la ciencia básica y de la
producción de conocimiento orientado a satisfacer las necesidades de los
trabajadores y de la mayoría del pueblo, necesidades que no tienen su expresión
en el mercado. Este modelo supone la subordinación de la producción científica
a criterios de eficiencia económica, lo que requiere su estandarización y la
evaluación de la productividad de acuerdo a criterios cuantitativos. El aumento
del número de becas y de ingresos a carrera del investigador de CONICET se
inscribió en dicho modelo, pero aun ese avance parcial muestra signos de
estancamiento. En los últimos dos años el presupuesto destinado a ingresos ha
sido inferior al necesario para incorporar a quienes fueron aprobados por las
propias comisiones evaluadoras del organismo. La situación se ha repetido en el
caso de las becas posdoctorales, para las cuales las “líneas de corte” se basan
primordialmente en motivos presupuestarios.
Frente a tal restricción presupuestaria, la dirección
universitaria tendió a combinar un comportamiento adaptativo, de gestión de la
escasez e interiorización del ajuste, con la apelación a la mercantilización de
la producción de la enseñanza, el conocimiento y su transferencia (los famosos
“recursos propios”) y los convenios con empresas privadas –que cercenan la
autonomía para decidir políticas curriculares y de investigación. A su vez, la LES –mediante su instrumento, la CONEAU– y la política
científica de los sucesivos gobiernos vienen permeando la realidad de la
UBA. Las jerarquías universitarias hicieron
suyos los criterios productivistas –en un contexto de aumento del peso de los
recursos de la ANPCyT
y CONICET en el presupuesto de investigación de la UBA– y, aunque con
resistencias y diferencias internas, se mostraron dispuestas a avanzar en los
procesos de acreditación ante la
CONEAU.
Docencia universitaria: se abre un
desafío académico-gremial.
Propuestas para mejorar nuestras
condiciones de trabajo.
Las continuidades,
respecto de los años ’90, en las políticas universitaria y científica del
gobierno nacional y el comportamiento de adaptación de la dirección
universitaria tiene efectos profundos en un conjunto de problemas que los
docentes padecemos cotidianamente. Esto significa que nuestros problemas
cotidianos no se encuentran desvinculados de una disputa política más general,
que abarca la lucha por el presupuesto, la redefinición de la política
científica y universitaria del gobierno nacional, el modelo de universidad y su
rol en la sociedad. Pero esta disputa política no se resuelve en una única
batalla ni en único escenario, sino que
se desenvuelve cotidianamente en la respuesta a los problemas concretos que
enfrentamos como trabajadores universitarios y en la construcción de prácticas
democráticas y alternativas a las dominantes en la universidad. Los problemas
concretos que enfrentamos reflejan las especificidades del trabajo de los
docentes universitarios y requieren un trabajo
gremial articulado con lo académico y lo político. La construcción de
prácticas democráticas requiere de un sindicato abierto, que involucre a la
mayor cantidad de docentes en el debate, la reflexión y la toma de decisiones
sobre cuáles son los problemas y cómo responder a ellos.
En los últimos años, hemos intervenido en las
diferentes facultades en diversos conflictos y en la elaboración colectiva de líneas de acción respecto de muchos de
esos problemas. En algunos casos, el trabajo es más reciente; en todos los
casos buscamos aportar elementos para el debate y poner de manifiesto una
concepción de la acción sindical que se diferencia claramente de la ejercida
hasta hoy por la conducción de la
AGD UBA.
Ningún
trabajador sin el salario que le corresponde
Desde Docentes por el Cambio,
tomando el ejemplo de la
AGD-FFyL –cuya mayoría está conformada por la Lista Violeta–
proponemos el lanzamiento de una campaña
en toda la UBA
por la regularización salarial hasta terminar con el trabajo gratuito.
Para ello es necesario partir de un diagnóstico
del número de “ad honorem”, “inadecuados” y “precarios”, y del incremento de
presupuesto necesario para que todos cobren los salarios que les corresponden.
En la FFyL, por
caso, bastaría un incremento de aproximadamente un 13% del inciso 1 de la
facultad (presupuesto destinado a salarios) para que ello fuera posible.
Sabemos, sin embargo, que permanentemente se liberan salarios debido al
movimiento normal y que año a año hay pequeños incrementos del inciso 1 que
permiten realizar promociones, aumentos de dedicación y otorgar salarios a
docentes “ad honorem”. Surge en esos casos otro problema sistemático: ese
dinero se distribuye de manera arbitraria. Desde Docentes por el Cambio
impulsamos que el otorgamiento de salarios genuinos y precarios a los docentes
“ad honorem” se realice aplicando criterios
universales, tomando como criterio fundamental la antigüedad en el cargo.
Todo docente tiene derecho a percibir su salario independientemente de
cualquier otra consideración, y el cumplimiento de ese derecho no debe estar
sujeto a ninguna discrecionalidad ni arbitrariedad por parte de las
autoridades.
En lo inmediato todos los compañeros/as que trabajan gratis deben tener
cobertura gratuita de Obra Social y
de ART.
Precariedad
e inestabilidad laboral
Los “interinatos” –que atraviesan las categorías de trabajo gratuito y de
precariedad salarial antes descriptas— constituyen otra forma de precariedad,
en la medida en que los docentes interinos son nombrados anualmente –en el
mejor de los casos– y pueden ser despedidos sin indemnización ni justificación
alguna si el Consejo Directivo de la facultad decide no renovar su cargo. Esto
significa que miles de docentes en la Universidad de Buenos Aires se encuentran en una
situación de inestabilidad laboral similar a la de cualquier trabajador en
negro.
Otro de los aspectos que hacen a la precariedad docente es la falta de
reglas claras para el acceso y permanencia en nuestros trabajos. Por la
inestabilidad que también esto trae aparejado, necesitamos discutir con una
amplia convocatoria los reglamentos para el ingreso, la
permanencia y la promoción en el marco de una auténtica carrera docente (atendiendo a las
particularidades de cada unidad académica y reconociendo el peso que hoy tiene la condición de docente
interino). La situación actual está plagada de arbitrariedades y se presta a la
más completa discrecionalidad por parte de las autoridades y de quienes dirigen
las cátedras. Los concursos, único instrumento contemplado en el Estatuto de la UBA, resultan cuanto menos
insuficientes para atender esta situación. En primer lugar, porque los mismos o
bien no se realizan o bien se realizan en condiciones propicias para los
favoritismos y las manipulaciones. En segundo lugar, porque el concurso puede
ser una instancia idónea para el ingreso pero no necesariamente es la única ni
la más adecuada para la permanencia y promoción. Las grandes trabas que el CIN
pone a la discusión de estas cuestiones en el marco de la paritaria docente
nacional son un indicador de la magnitud de la movilización que debemos generar
para lograr avances en este plano. En este sentido, proponemos impulsar el debate en todas las unidades académicas
para formular una propuesta con el más amplio consenso posible que atienda a
los criterios de equidad en el acceso, formación y capacitación, estabilidad
laboral y posibilidades de desarrollo de carrera, y calidad en la enseñanza y
producción de conocimiento.
Condiciones y
medio ambiente de trabajo
Entendemos las "condiciones de trabajo" de
una forma amplia, es decir, como todo aquello que enmarca el desarrollo de
nuestras tareas, incluyendo los aspectos edilicios, el estado de las
instalaciones y la disponibilidad de materiales de trabajo, pero también la
estructura de cátedra, la forma y las condiciones del proceso de enseñanza e
investigación.
Desde Docentes por el cambio creemos en la necesidad de impulsar una
amplia discusión sobre este problema, en oposición a una concepción sindical a
la vez estrecha y abstracta. Estrecha, porque se limita sólo al aspecto
salarial del problema, que, aunque muy importante, no es el único. En lo que
refiere particularmente a las condiciones de trabajo, esta limitación ha dado
lugar muchas veces a un intercambio perverso de mayores salarios por peores
condiciones laborales y, por lo tanto, de vida. Abstracta, porque la
exclusividad de lo salarial deja de lado los problemas y padecimientos
concretos en el desarrollo de nuestras tareas, aislando la práctica sindical de
la realidad cotidiana de los trabajadores docentes, que no encuentra expresión
colectiva. En lo que refiere particularmente a las condiciones laborales, la
falta de intervención efectiva por parte de nuestro sindicato supone dejar en
manos del Ministerio de Educación y de las gestiones universitarias su
regulación, excluyendo a los trabajadores de la discusión y definición del modo
y las condiciones en que desarrollamos nuestra actividad.
Tenemos como antecedente la conformación de la Comisión de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo
de la AGD FFyL
que, con asesoramiento del Taller de Estudios Laborales, realizó una labor que
incluyó una encuesta masiva, la
discusión y elaboración de un pliego de reivindicaciones y la conformación
final de una comisión cuatripartita sobre el tema (autoridades, AGD FFyL,
APUBA FFyL y el CEFyL).
Debemos tratar separadamente, sin embargo, la cuestión
edilicia. Producto de la situación presupuestaria señalada, el deterioro
edilicio y la insuficiencia de espacio en algunas unidades académicas es
realmente grave. Además, esta cuestión impulsó la búsqueda de partidas
especiales por las gestiones de cada facultad y una fragmentación de las luchas
por su obtención. Como parte de la lucha por nuestras condiciones de trabajo,
es necesario superar esa fragmentación y, además de lograr la construcción de aulas adecuadas, poner en discusión
también la necesidad espacios de reunión
y de trabajo para los docentes e investigadores, gabinetes informáticos,
guarderías, comedores, etc.
Repensar los
órganos del co-gobierno
El actual sistema de co-gobierno, hijo de la Reforma del ´18, es
progresivo en relación con otras arquitecturas institucionales (y somos
conscientes de las presiones que hay para eliminarlo), pero se ha vuelto
anacrónico frente a la estructura de masas de la universidad actual. El sistema
de representación ponderada, basado en una concepción acumulativa y evolucionista
del saber, otorga en todas las instancias de gobierno universitario una
representación mayoritaria a un reducido número de profesores titulares y
adjuntos concursados en desmedro de miles de docentes “auxiliares” y de decenas
de miles de estudiantes que forman parte activa de la vida universitaria.
La propuesta de claustro único docente,
integrado por todos los docentes, se fundamenta en el simple hecho de que nos une el mismo objetivo y una misma
actividad: enseñar e investigar.
Los asuntos de la universidad son político-académicos,
expresan visiones del mundo y valoraciones diversas y hacen a la vida cotidiana
de quienes se desempeñan allí. Por eso, la constitución de un claustro único
docente y una mayor representación del claustro estudiantil otorgarían
mayor dinamismo a la vida universitaria, generando así mejores condiciones para
democratizar los espacios de decisión
político-académicos.
Claro está que se trata de
una modificación que no atañe sólo a la estructura de gobierno, sino a la
“célula” del funcionamiento universitario: las cátedras. Por esta razón,
los obstáculos que aparecen cuando se esboza esta propuesta son, en gran
medida, parte de un mecanismo de defensa de quienes verían retroceder una
porción significativa de su legitimidad institucional.
Estructura de cátedra
La estructura de cátedra es un articulador de los
planos de lo gremial, lo académico y lo político. Como unidad de producción de
enseñanza y, en muchísimos casos, de producción de conocimiento, estructura
nuestro proceso de trabajo, pero es, al mismo tiempo, la unidad elemental de
acumulación política, el lugar a partir del cual se estructuran relaciones de
poder en la universidad. El gremio no puede abordar los problemas de los
trabajadores docentes de la universidad sin poner en cuestión la estructura de
cátedra.
Poner en debate la
estructura de cátedra, su composición jerárquica, su función y modo de trabajo,
además de formar parte del debate político sobre el gobierno universitario,
supondría poner en debate los modos de
organizar la enseñanza y la investigación vigentes, pues la estructura de
cátedra tal como existe hoy instala desigualdades allí donde existe una tarea
común, y muchas veces fomenta, antes que la cooperación entre investigadores y
docentes, el individualismo y la competencia. Esto supondría discutir también
los modos de acceso a la docencia y fomentar el debate sobre la integración de
los profesionales que la propia universidad forma. Este debate también
promovería una discusión pedagógica, sobre el modo de integrar la docencia y la
investigación, y sobre la participación estudiantil en los recorridos
pedagógicos, entre otros aspectos.
Papel de los docentes en las reformas de los planes de estudio.
Dado que estamos en el aula
cotidianamente compartiendo saberes e inquietudes con los estudiantes, pudiendo
detectar algunas de las deficiencias y desajustes de los planes de estudio, y
que forman parte constitutiva de nuestras condiciones de trabajo, creemos que
el gremio docente tiene que asumir un papel
activo en el debate y presentación de propuestas en los proceso de reforma de
los planes de estudio, desplegando su capacidad de articular las distintas
miradas en función de garantizar la calidad académica y mejorar las condiciones
de ejercicio de la labor docente.
Articulación docencia – investigación – extensión
La Universidad
pública no es un “enseñadero”, sino un espacio social clave en la producción de
conocimiento. Por eso, es imprescindible un cambio significativo en cuanto a la
proporción de dedicaciones exclusivas y
semiexclusivas, y a la regularización de los cargos docentes.
Actualmente,
la proliferación de dedicaciones simples, que omiten la articulación con la
investigación y la extensión, implica que la Universidad ceda a
otros organismos públicos –que no cuentan con los regímenes de co-gobierno, ni
con la autonomía respecto de las instituciones políticas– la definición de las
temáticas y las modalidad de investigación científica en la Universidad publica.
Esto supone, como señalamos más arriba, que la
política científica de los sucesivos gobiernos, incluyendo el actual, ha ido
permeando la actividad de investigación en la universidad. Las jerarquías
universitarias asumieron los criterios de productividad centralmente
cuantitativos y una modalidad de investigación y distribución de recursos que
promueve la parcelación del conocimiento, el individualismo y la competencia,
en lugar de la cooperación entre colegas: a la sazón un verdadero taylorismo académico. Es usual que en los pasillos de la facultad los
docentes e investigadores nos quejemos de un modelo de investigación científica
que empobrece nuestra actividad y resultados, pero envueltos en las presiones
de una carrera académica estructurada bajo esos criterios debemos adaptarnos individualmente.
La única forma de enfrentar esta suerte de taylorismo
es mediante debates y acuerdos colectivos que reemplacen la competencia
individualista por la cooperación. Los
docentes e investigadores debemos discutir la redefinición del modelo de investigación
científica.
Con el fin de defender la autonomía universitaria y la
democratización del debate sobre la política científica, también debemos poner en cuestión el proyecto de modificación de los Institutos
de Investigación de la UBA
impulsado por el Rectorado.
La AGD
necesita un cambio
Describir estos problemas puede resultar banal: todos/as los conocemos y
los sufrimos cotidianamente. Denunciarlos y declamar en su contra resulta
evidentemente insuficiente para modificar la realidad. Desde Docentes por el Cambio entendemos que para poder hacerles frente
de manera efectiva son indispensables algunos cambios en nuestra herramienta
gremial.
Estamos convencidos de que la construcción de un sindicato independiente
de las gestiones universitarias y del Estado es el instrumento adecuado para
trabajar en pos de la mejora de las condiciones del trabajo docente y de la
defensa de la educación pública. Desde este lugar, reivindicamos la AGD y su asociación a la CONADU Histórica
como el único sindicato de trabajadores docentes que en la UBA asume dicha
característica. Con el último acuerdo paritario queda claro cuáles son las
consecuencias de construir instancias gremiales subordinadas a los acuerdos
entre algunos sindicatos y el Estado Nacional.
No
obstante, creemos que para fortalecer los planes de lucha y superar las
problemáticas de nuestro trabajo debemos reconocer con qué fuerza real
contamos, ser capaces de contener y poner en diálogo las
distintas corrientes y orientaciones políticas de los docentes de la UBA, e intervenir gremialmente
en un conjunto de problemáticas político-académicas fundamentales para nuestro
trabajo –que no se agotan en el salario o el aumento de presupuesto–. Es
necesario, entonces, involucrar a más compañeros y compañeras en las
decisiones, y orientarnos al trabajo de base para lograr mayor cohesión y
fuerza. Esto obliga a generar instancias de participación directa en las
decisiones y en los mecanismos para llevarlas adelante.
En este sentido, cuestionamos a la conducción actual de AGD-UBA, hegemonizada por la Naranja-PO, porque
entiende que construir el gremio significa homogeneizarlo de acuerdo a una
determinada mirada de la coyuntura y sus vías de solución. Ello se expresa en
la tendencia a generar una identificación del gremio con la política
partidaria, haciendo valer en todas las instancias su mayoría circunstancial.
Como parte de la misma lógica, la gremial ha quedado muchas veces presa de una
política que atiende casi exclusivamente a la problemática presupuestaria y
salarial, dejando de lado otras que hacen a la especificidad de la actividad
docente y de investigación (entre ellas, discusiones de política académica y
criterios pedagógicos, infraestructura
y materiales didácticos, planes de estudio, derechos políticos).
Por eso,
creemos que nuestra herramienta gremial debe, por un lado, construirse con
independencia de las gestiones universitarias y del gobierno y, por el otro,
tener la vocación de expresar los intereses de los docentes en tanto
trabajadores, independientemente de su pertenencia partidaria. Esto no quiere
decir negar esa pertenencia, ni desconocer la existencia de posiciones
político-partidarias. Se trata simplemente de apostar a construir espacios en
los que conviva la pluralidad de tendencias y en los que se abogue por una
síntesis en el marco de debates procesados colectivamente. Esto supone la puesta en práctica de mecanismos internos que propicien
la participación, la democracia y la pluralidad a partir de un fuerte
trabajo de base.
Desde esta mirada proponemos algunas políticas para la
transformación y el fortalecimiento de nuestro gremio:
-
Comisiones de trabajo. Crear comisiones de trabajo sobre problemáticas cotidianas
abiertas a todos los docentes interesados en brindar su aporte especifico,
trascendiendo la pertenencia o no a listas o agrupamientos definidos.
-
Asambleas para intercambiar miradas. Utilizar el espacio de asamblea no sólo a título de
información y consulta sobre los pasos a seguir sino de deliberación y
síntesis. Queremos construir la vida cotidiana de la AGD como un espacio de
encuentro y reflexión para desplegar políticas académico-gremiales y no como
reacción mecánica ante hechos puntuales.
-
Representación
proporcional. Instaurar la proporcionalidad entre mayorías y minorías de
las listas y agrupamientos que conforman la gremial como metodología regular en
la elección de representaciones e instancias decisorias. Luego de muchos años de reclamarlo sin éxito, hemos
logrado en la última Asamblea Ordinaria, la representación de la lista de minoría
en la Junta
Electoral.
-
Articulación
entre Facultades. Integrar efectivamente a los Secretarios Generales de
las Comisiones Directivas a la Mesa Ejecutiva, como figura en el Estatuto de la
AGD. De esta manera, los debates tenderán a atender a las particularidades de
cada Facultad, articulando iniciativas que contengan las dificultades y
potencialidades de los diversos espacios en los que la AGD está presente.
-
Participar de la vida académica de las Facultades. Participar con voz en las Comisiones de Enseñanza de los
Consejos Directivos de cada Facultad. La
AGD se debe convertir en un actor de consulta obligada para
las decisiones que atañen a la vida académica. Para esto es necesario procesar
debates, llevar iniciativas y socializar con el conjunto de los compañeros lo
que en esos espacios se discute.
-
Transparencia e Información. Abrir a todos los docentes la discusión sobre la política y
el destino de recursos generados a partir del aporte de los afiliados. Informar y debatir sobre
las políticas desplegadas por otros actores como la CONADUH, el CIN y el
Ministerio de Educación.
-
Articulación para fortalecer nuestras acciones. Diseñar espacios sistemáticos para articular con las
otras gremiales del ámbito universitario (no-docentes y estudiantes) que permitan
encaminar nuestros reclamos y con otros gremios docentes para debatir sobre
criterios y herramientas pedagógicas.
Como trabajadores docentes tenemos mucho para
aportar en torno a qué tipo de educación queremos construir. Nuestra lucha es
por mejores condiciones laborales y por tomar mayor control sobre el proceso de
trabajo en el que nos insertamos. Generar intercambios respecto de la práctica
sindical de base con otras expresiones democráticas del movimiento obrero y
acompañar las distintas luchas.
Vamos por una AGD más plural, más
participativa, vamos por más democracia sindical.
Vamos con Docentes por el Cambio.
En Mesa Ejecutiva UBA
votá “DOCENTES POR EL CAMBIO”
Mesa Ejecutiva AGD UBA
|
|
Lista “
DOCENTES POR EL CAMBIO”
|
|
Secretaría General
|
Adrián Piva
|
Secretaría General Adjunta
|
Jorgelina Matusevicius
|
Secretaría Gremial
|
Silvina Boggi
|
Secretaría de Hacienda y Adm.
|
Tamara Perelmuter
|
Secretaría de Prensa
|
Martín Kalos
|
Secretaría de DD.HH y Acción Social
|
Eduardo Glavich
|
Secretaría de As. Acad., Inv. y Actas
|
Ignacio Vissani
|
Primera vocalía suplente
|
Eduardo Weisz
|
Segunda vocalía suplente
|
Octavio Colombo
|
Comisión Revisora de Cuentas
|
|
1º Titular
|
Ana Acosta
|
2º Titular
|
Eduardo Zitto
|
3º Titular
|
Patrico Klimezuk
|
Suplente
|
Carlos Gustavo López Pombo
|
En CD de Filosofía
y Letras votá LISTA VIOLETA -
“DOCENTES POR EL CAMBIO”
Comisión Directiva AGD Facultad de
Filosofía y Letras
|
|
Lista Violeta
“DOCENTES POR EL CAMBIO”
|
|
Secretaría General
|
Aníbal Szapiro
|
Secretaría Gremial
|
Fernanda
Vanina Molina
|
Secretaría de Prensa
|
Octavio
Colombo
|
Secretaría de Hacienda y Adm.
|
Violeta Anahí
Killian Galván
|
Vocalía Titular
|
Mariana
Szretter Noste
|
Vocalía Suplente
|
Eduardo Emilio Glavich
|
En CD de Ciencias
Sociales votá LISTA VIOLETA -
“DOCENTES POR EL CAMBIO”
Comisión Directiva AGD Facultad de
Ciencias Sociales
|
|
Lista Violeta
“DOCENTES POR EL CAMBIO”
|
|
Secretaría General
|
Martín Ogando
|
Secretaría Gremial
|
Marina Delville
|
Secretaría de Prensa
|
Ruth Felder
|
Secretaría de Hacienda y Adm.
|
Adrián Pulleiro
|
Vocalía Titular
|
Clara Bressano
|
Vocalía Suplente
|
Vanesa Ciolli
|
En CD del Ciclo Básico Común votá COLECTIVO DE DOCENTES DEL CBC - “DOCENTES POR EL CAMBIO”
Comisión Directiva Ciclo Básico Común
|
|
Colectivo de
Docentes del CBC “DOCENTES POR EL CAMBIO”
|
|
Secretaría General
|
Ariel Martín Slipak
|
Secretaría Gremial
|
Mariana
Córdoba
|
Secretaría de Prensa
|
Leandro
Rodríguez Lupo
|
Secretaría de Hacienda y Adm.
|
Eduardo Weisz
|
Vocalía Titular
|
Magalí Nora Bassarsky
|
Vocalía Suplente
|
Eduardo Emilio
Glavich
|
Compañeros y compañeras de “DOCENTES POR EL
CAMBIO” participan de las siguientes listas:
En CD de Ingeniería votá
LISTA ADRIANA CALVO
Comisión Directiva Facultad de
Ingeniería
|
|
ADRIANA CALVO
|
|
Secretaría General
|
Gabriela Vargas
|
Secretaría Gremial
|
Gabriel Eduardo Zitto
|
Secretaría de Prensa
|
Silvina Boggi
|
Secretaría de Hacienda y Adm.
|
Irene Paula Ippolito
|
Vocalía Titular
|
Alicia Norma Roviglione
|
Vocalía Suplente
|
Federico Matías Bertalot
|
En Comisión Directiva de Ciencias
Económicas votá AGRUPACION DE DOCENTES DE ECONÓMICAS
Comisión Directiva Facultad de Ciencias
Económicas
|
|
LISTA AGRUPACION DE DOCENTES DE
ECONÓMICAS
|
|
Secretaría General
|
Guillermo Gigliani
|
Secretaría Gremial
|
Cecilia Rikap
|
Secretaría de Prensa
|
Mercedes D'Alessandro
|
Secretaría de Hacienda y Adm.
|
Ana María Acosta
|
Vocalía Titular
|
Juan Graña
|
Vocalía Suplente
|
Pilar Piqué
|
En Comisión Directiva de Derecho votá
FRENTE AL DERECHO
Comisión Directiva Facultad de Derecho
|
|
LISTA FRENTE AL DERECHO
|
|
Secretaría General
|
Marcela Belardo
|
Secretaría Gremial
|
Beatriz Rajland
|
Secretaría de Prensa
|
Patricio Klimezuk
|
Secretaría de Hacienda y Adm.
|
Gustavo González
|
Vocalía Titular
|
Eduardo Méndez
|
Vocalía Suplente
|
Javier Echaide
|
Para CD de Medicina apoyamos
la LISTA SALVADOR
MAZZA por entender que aporta a la pluralidad y al debate en nuestro gremio.